Nuestros abuelos son la caña

Una tarde en la que el objetivo era que estas personas mayores se sintieran escuchadas, acompañadas y queridas… y que en realidad resultó siendo un gran regalo para nosotros.

A ritmo de villancicos y de la música favorita de algunos de ellos, compartimos conversaciones en la que nos obsequiaron con su sabiduría y experiencia. Así, pudimos aprender con Concha, Manuel, Juani, María, Pili y el resto de nuestros abuelos que antes los sábados por la tarde estaban reservados para bailar en la mejor compañía, que el barrio de Triana es mucho Triana, que todos ellos son grandes jugadores de dominó… Además, paseamos por casi un siglo de historia del Bar Citroen y nos convencieron de que no ha habido mejores futbolistas que Kubala y Messi.

Al mismo tiempo aprendimos que hay dolores en el alma que no pueden curar el paso del tiempo, pero también el valor que tiene una sonrisa en el peor momento y el precioso tesoro que es compartir un ratito de nuestra vida con personas que lo necesitan. En la despedida (¡qué cortito se nos hizo!) no paraban de agradecer emocionados nuestro tiempo, pero somos nosotros los que hemos quedado en deuda con ellos. ¡Gracias!